Entre 1827 y 1830 la joven República Federal de Centroamérica debió enfrentar la reacción de las fuerzas conservadoras quienes desde el gobierno federal presidido por Manuel José Arce llevaron a las jóvenes repúblicas a su primera guerra civil, de la cual emerge la figura de Francisco Morazán como paladín de Centroamérica.
En “El sombrero de junco” Ramón Amaya Amador nos relata esta gesta heroica militar, resaltando su carácter popular revolucionario en el cual “Hombres salidos de la entraña popular atravesaron y regaron con su sangre generosa valles y montañas para aplastar, al fin, la cabeza de la serpiente reaccionaria en la Plaza de Armas de Guatemala."